Si quitaran todas las etiquetas de los productos y servicios disponibles en el mercado, ¿serías capaz de distinguirlos los unos de los otros? Probablemente, no. Hoy en día casi no hay diferencias técnicas entre ellos y todos resuelven perfectamente las necesidades. Por eso, la pregunta el #branding qué es adquiere una nueva dimensión.
Dado que las opciones son tan similares, los factores emocionales determinan cuáles eligen los consumidores en cada momento. La construcción de marcas irresistibles es decisiva en la comercialización actual.
Branding, qué es y para qué sirve
Podemos definir el branding como el proceso de definición, generación y gestión de una marca. No es una cuestión aleatoria o descontrolada que va configurando sus valores y rasgos diferenciales, sino una gestión organizada, planificada y motivada. Se lleva a cabo con unos objetivos específicos, siempre centrados en las preferencias, expectativas y afectos del público objetivo.
Si tienes una empresa y vendes productos o servicios, debes trabajar mucho y bien la proyección y percepción de tu marca. Es mucho más que un conjunto de rasgos, formas, colores y tipografías reflejadas en el logotipo, pues está formada por todas las comunicaciones, las acciones y las inacciones. Todos estos aspectos le dan esa personalidad única, distintiva y necesariamente atractiva.
Por ejemplo:
- El tono de las comunicaciones.
- La actitud de sus profesionales que atienden al público.
- Las instalaciones.
- Los mensajes publicitarios.
- La decoración espacial.
- Las actuaciones y las causas abrazadas.
- Los sentimientos activados.
- Las experiencias generadas.
La marca se posiciona en la mente y en el corazón de los públicos mediante la generación de recuerdos y emociones positivas. Esta es la meta, la razón de ser y la esencia del branding. No solo es multidimensional y permanente, también imprescindible para que tu empresa triunfe. Su función es decisiva: hacer que el target elija tu marca frente a la competencia porque se siente mejor haciéndolo.
Tipos de branding
En la práctica, podemos distinguir cuatro grandes clases:
- Branding corporativo. Se refiere a la imagen de marca de una empresa, por lo que centra la información de este post.
- #Personal branding. Todos los profesionales o aspirantes a serlo cuentan con su propia marca individual. Han de potenciarla y protegerla según un plan de
- Employer branding. Hace referencia a trabajar la marca de un empleado concreto en una organización.
- Cobranding. Se combinan sinérgicamente dos estrategias de marca de empresas diferentes para promover una mejora individual.
¿Por qué tienes que invertir en branding?
Tras saber el #branding qué es, el siguiente paso es establecer qué inversión dedicar a su desarrollo. Sin duda, se trata de un factor clave en el marketing actual. Así, hasta las marcas blancas gozan de un mayor grado de aceptación o rechazo en función de los valores emocionales que se les asocian.
Esta batería de buenas razones y argumentos para invertir en branding es suficientemente explícita:
- La exigencia de los consumidores ha crecido exponencialmente. Ahora no se conforman con consumir, quieren vivir experiencias emocionales completas.
- La globalización genera más competencia y mayor necesidad de diferenciarse y posicionarse correctamente.
- Las nuevas tecnologías influyen en el marketing, pero la llegada afectiva puede contrarrestar o aprovechar mejor sus efectos.
- Tanto la presencia como el éxito en los nuevos canales de comunicación digital dependen de los valores proyectados y su idoneidad para el público.
- Los líderes y sus seguidores requieren actualizar sus estrategias de marca para consolidarse y mejorar.
- Las ventas, las conversiones, la captación de nuevos clientes y la fidelización de los existentes dependen de la adecuación y calidad del branding.
Y es que, en definitiva, sirve para:
- Diferenciarte de tus competidores.
- Adecuar la imagen que generas en tu público.
- Destacar y poner en valor tus fortalezas.
- Posicionarte en el target.
- Desarrollar una personalidad característica y atractiva.
- Comunicar de forma más emocional y eficaz.
- Acercar tus productos y servicios a sus destinatarios.
- Emocionar y conquistar el corazón, la mente y el bolsillo de los consumidores.
¿Cuáles son los objetivos estratégicos del branding que debes plantearte?
La importancia de la gestión de tu marca es máxima. Por esta razón, se convierte en un pilar fundamental en el plan de marketing y, con frecuencia, en su piedra angular. En cualquier caso, la estrategia de branding ha de ser adecuada, coherente y sinérgica con los objetivos generales abrazados en tu planificación.
A continuación, enumeramos algunos de los más atractivos y habituales:
- Acceder al top of mind. Al pensar en un proveedor de cualquier producto o servicio, solo se recuerdan unas pocas marcas. Si la tuya es una de ellas, tendrás la opción de que te compre. Necesitas que te identifiquen, te reconozcan y te recuerden favorablemente.
- Generar conexiones y vivencias. Tienes que apostar por el marketing experiencial para pasar a formar parte de la vida de tu público. Así propiciarás una corriente de simpatía.
- Impulsar la fidelización. Conseguir que tus clientes no te cambien por ningún competidor es el principio del éxito.
- Humanizar la marca. Acércate al corazón de los clientes potenciales y reales para enamorarlos. ¡Conviértete en un transmisor de actuaciones y valores positivos!
Podemos responder a la pregunta #branding qué es afirmando que se trata de la clave para que tu marca enamore al público, sea elegida y resulte rentable para tu negocio. Por ello, contar con el apoyo de una agencia de branding es tan recomendable en nuestros días. Colaborar con especialistas cualificados siempre es garantía de acierto.